The Weeknd y el oscuro espejo del “felices para siempre” en Hurry Up Tomorrow

The Weeknd y el oscuro espejo del “felices para siempre” en Hurry Up Tomorrow

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viernes, 07 febrero 2025
Espectáculos

Al igual que en el clásico final de Willy Wonka y la fábrica de chocolate (1971), donde Gene Wilder, en el papel del enigmático magnate de los caramelos, le susurra a Charlie Bucket la advertencia: “No olvides lo que le pasó al hombre que de repente consiguió todo que siempre quiso” – para luego concluir, con una sonrisa irónica, que “vivió feliz para siempre” – Abel Tesfaye, conocido mundialmente como The Weeknd, nos invita a explorar la otra cara del éxito. Con su sexto álbum de larga duración, Hurry Up Tomorrow, el artista torontonense se sumerge en las profundidades del hedonismo del siglo XXI y sus consecuencias, ofreciéndonos un relato casi de cuento de hadas, pero teñido de la crudeza y la ambigüedad propias del mundo moderno.

Con casi 90 minutos de duración repartidos en 22 pistas, Hurry Up Tomorrow es un viaje sonoro que transita entre destellos de brillantez y momentos de amarga frustración. Desde sus inicios, el disco nos impacta con “Wake Me Up”, donde un Tesfaye atormentado canta:

“Todo lo que tengo es mi legado / He estado perdiendo mi legado”

acompañado de cuerdas sintetizadas y coros que imprimen un dramatismo casi catedralicio. La canción, en su estructura y referencias –evocando la inconfundible pista rítmica de “Thriller” de Michael Jackson– reafirma la idea de que la carrera de The Weeknd se asemeja a un cuento con moraleja sobre el éxito y el exceso en la industria musical.

El disco no rehúye sus sombras. Un ejemplo contundente es el interludio “I Can’t Fucking Sing”, una pieza breve pero devastadora que evoca el recuerdo de aquel fatídico concierto de 2022 en el SoFi Stadium de Los Ángeles, donde Tesfaye perdió la voz y se vio forzado a cancelar el espectáculo. Es un momento de vulnerabilidad cruda que contrasta con la habitual imagen de invulnerabilidad del artista. En otros pasajes, como el inquietante mensaje de voz de su compañero de XO, Chxrry22, en “Reflections Laughing”, se asoma una humanidad profunda, aunque en ocasiones sus lamentos se sientan como las reflexiones de alguien ya coronado en un trono de excesos.

La colaboración con figuras emblemáticas potencia aún más este álbum. El padrino de la música disco, Giorgio Moroder, se une a Tesfaye, al igual que el abstraccionista pop Daniel Lopatin y la melancólica Lana del Rey, para dar forma a paisajes sonoros que oscilan entre lo claustrofóbico y lo expansivo. Así, “São Paulo” nos envuelve en un electro-funk brasileño que recrea la angustia post-concierto con un ritmo implacable, mientras “Open Hearts” –fruto del trabajo con los cirujanos del pop Max Martin y Oscar Holter– nos sumerge en un universo New Romantic donde la potencia del sintetizador es la base de una exploración emocional sin concesiones.

El disco también rinde homenaje a las raíces del R&B y la balada clásica en “I Can’t Wait To Get There”, transformándola con la luz áspera y contemporánea del siglo XXI, y en “Drive”, donde los afelpados sintetizadores parecen ofrecer la liberación anhelada, casi al alcance de la mano. Cada pista es un fragmento de un relato mayor, en el que el éxito, el dolor y la redención se entrelazan en una narrativa musical que es a la vez personal y universal.

El cierre del álbum –la canción que da título a Hurry Up Tomorrow– se presenta como una confesión íntima y desgarradora. En ella, los pecados del artista pasan fugazmente ante sus ojos mientras pronuncia su penitencia en un escenario casi apocalíptico:

“Prometo que lo siento
Pero ahora me estoy ahogando en la misma bañera en la que aprendí a nadar
Con mi madre intentando salvar cada gramo de mi inocencia
Le fallé como me fallé a mí mismo”

Los arpegios de sintetizador que acompañan esta declaración final evocan la luminiscencia de la “luz blanca” que se vislumbra en el umbral del más allá, sugiriendo un último adiós, o quizá el preludio de un nuevo comienzo.

Aunque la inminente película Hurry Up Tomorrow, con estreno programado para mayo, y la gira de estadios prevista para este verano, podrían sugerir que el viaje de The Weeknd continúa, este álbum parece marcar un punto de inflexión en el que el artista se reconcilia con su pasado y se cuestiona el precio del éxito. Tal vez, en esta búsqueda del “felices para siempre” tan esquivo, Tesfaye esté preparándose para emprender un nuevo camino, en el que las luces del estrellato se mezclan con la melancolía de un legado en constante transformación.

En definitiva, Hurry Up Tomorrow no solo es una obra musical que destaca por su ambición sonora y lírica, sino también un espejo en el que se refleja la dualidad de la fama: el brillo del éxito y la sombra inevitable del exceso. The Weeknd nos invita a mirar de cerca el costo de tenerlo todo y a preguntarnos si, al final, “vivir feliz para siempre” es realmente el destino que nos espera.

Adrián Obispo

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