A finales de la década de los 90, México fue sacudido por el asesinato de uno de sus conductores más queridos, Francisco Stanley Albaitero, conocido popularmente como Paco Stanley. El 7 de junio de 1999, Stanley fue brutalmente acribillado por al menos cinco hombres después de salir del restaurante El Charco de las Ranas, dejando al país sumido en el luto.
A pesar de que han pasado 24 años desde aquel fatídico día, el homicida y las circunstancias que rodearon la muerte de Paco Stanley aún permanecen sin esclarecerse, sumido en un laberinto de irregularidades en el proceso de investigación.
El día del trágico suceso, Stanley se encontraba en los estudios de TV Azteca, preparándose para grabar una emisión más de su programa “Una tras otra”. Durante la transmisión, Stanley hizo un comentario sobre la lesión en el pie izquierdo de su compañero, Mario Bezares, lo que llevó a una salida inesperada del estudio por parte del conductor.
Después del programa, Stanley y sus acompañantes se dirigieron a comer al mencionado restaurante en Periférico Sur. Sin embargo, antes de que pudieran retirarse, un grupo de hombres armados se acercó al vehículo en el que esperaban, abriendo fuego contra ellos. Stanley recibió cuatro disparos mortales en la cabeza.
Las investigaciones posteriores por parte de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (hoy fiscalía) plantearon varias líneas de investigación, descartando robo o secuestro como posibles móviles del crimen. Se mencionaron venganza y ajuste de cuentas como las principales hipótesis.
Además, se reveló que tanto Stanley como Bezares dieron positivo en pruebas de consumo de cocaína, lo que añadió un giro inesperado al caso. Se hallaron también elementos que sugerían una conexión entre Stanley y el narcotráfico, incluyendo una credencial que lo acreditaba como funcionario de la Secretaría de Gobernación.
A lo largo de los años, surgieron testimonios contradictorios y acusaciones cruzadas. Desde la implicación de miembros del cártel de Colima hasta señalamientos contra Bezares, Paola Durante y otros, el caso se convirtió en un complejo entramado de declaraciones, retractaciones y acusaciones de tortura.
A pesar de todos los esfuerzos y las pruebas presentadas, en enero de 2001 el juez penal determinó que no existían pruebas suficientes para mantener detenidos a los implicados en el asesinato de Paco Stanley, ordenando su liberación inmediata.
Hoy, a 24 años de aquel oscuro día, el caso sigue sin resolverse, dejando a la memoria de Paco Stanley envuelta en un misterio que aún espera ser descifrado.
