Durante casi 2 años nos vimos obligados a tener una vida virtual y no hablo de ser una personaje de video juegos o algo por el estilo, me refiero a una vida donde te comuniques con todos tus seres queridos de manera online, trabajar desde casa, comprar alimentos o algún artículo a través de una aplicación sin salir de tu casa.
Las nuevas tecnologías hacen parte de nuestro mundo. Eso es un dato de hecho que no se puede negar. El problema viene cuando dejan de hacer parte para convertirse en nuestro mundo. A veces podemos estar tan concentrados en nuestras pantallas que nos olvidamos de levantar los ojos para contemplar la vida real. En general, en la vida virtual y en la real somos distintos porque lo virtual no exige poner el cuerpo y eso, junto al anonimato, desinhibe y hace que el compromiso de cada uno respecto a sus dichos cambie, en algunos casos, radicalmente.