El 30 de enero se celebra el Día Mundial del Croissant, un homenaje a uno de los pasteles más populares y deliciosos del mundo. Este icónico bollo, con su forma de media luna y su textura crujiente por fuera y suave por dentro, tiene una historia que, aunque muchos asocian con Francia, tiene raíces más profundas en Europa central.
Se cree que el croissant nació en Viena, Austria, en el siglo XVII, como una representación de la derrota del Imperio Otomano durante la batalla de Viena. La leyenda cuenta que los panaderos de la ciudad crearon un pan en forma de media luna, símbolo del Imperio Otomano, para celebrar la victoria. Sin embargo, fue en París donde el croissant alcanzó su fama mundial, gracias a la influencia de la panadería vienesa y el talento de los pasteleros franceses.
Hoy, el croissant es una delicia que se disfruta en todo el mundo, ya sea solo, acompañado de mermelada o incluso en versiones rellenas de chocolate, almendras o queso. La tradición francesa de consumirlo en el desayuno sigue vigente, convirtiéndolo en un clásico que invita a disfrutar de la vida a un ritmo más pausado. Así que, en este Día Mundial del Croissant, ¿qué mejor que celebrar esta delicia con un croissant fresco, disfrutando de su rica historia y sabor?