Podemos identificar una situación tóxica cuando el sentimiento que tenemos en relación al jefe es desagradable; sentimos ansiedad, frustración, impotencia, rabia, miedo; en ocasiones nos sentimos ninguneados, explotados, engañados, atacados, etc. Es decir, emociones desagradables y que nos gustaría evitar, además de que los jefes creen tener la razón siempre.
“Las pruebas demuestran que las empresas que no recompensan o reconocen a sus empleados por su duro trabajo, imponen exigencias poco razonables a los trabajadores y no les dan autonomía, exponen a su personal a un riesgo mucho mayor de depresión”.