Con la llegada del Miércoles de Ceniza, el pasado 5 de marzo, dio inicio la Cuaresma, un periodo de 40 días que marca una transformación en la dieta de muchas personas creyentes, quienes por tradición religiosa se abstienen del consumo de carnes rojas, especialmente los viernes.
Este tiempo litúrgico, que representa los 40 días que vivió Cristo en el desierto, ha dado origen a una rica variedad de platillos típicos que mezclan la herencia del México precolombino con la tradición española.
En los hogares mexicanos, la mesa se llena de sabores muy característicos de esta temporada. Entre los principales platillos que se elaboran destacan los chacales, lentejas, habas, nopales con pipián, filete de pescado, capirotada, torrejas, ensaladas, mariscos y diferentes tipos de chiles y quesos. No obstante, los chacales se posicionan como el alimento más representativo y consumido durante la Cuaresma.
También se incrementa notablemente el consumo de pescados y mariscos, respetando la abstinencia de carnes rojas en honor a la pasión y muerte de Jesús.
La gastronomía de Cuaresma es, sin duda, un reflejo de la identidad cultural y religiosa de México, donde cada platillo cuenta una historia y conserva el legado de generaciones.