El calor extremo se ha convertido en una preocupación cada vez más grave, siendo una de las principales causas de muertes no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Un estudio reciente estima que más de 153,000 muertes anuales entre 1990 y 2019 estuvieron relacionadas con olas de calor a nivel global. Asia reporta la mayoría de estos fallecimientos, mientras que Europa experimenta una mortalidad proporcionalmente alta en relación con su población.
La investigación, liderada por Yumung Guo de la Universidad de Monash junto a colaboradores españoles, utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad (MCC) para analizar las muertes diarias y las temperaturas en 750 localidades de 43 países. En Latinoamérica y el Caribe, se registraron 3,405 muertes anuales relacionadas con el calor, ajustadas por población.
La NASA ha alertado sobre la habitabilidad futura de ciertas áreas debido a condiciones climáticas extremas. Utilizando el índice de bulbo húmedo, la agencia espacial estadounidense predice que algunas regiones podrían volverse inhabitables debido al aumento de la temperatura y la humedad. Cuando el índice de bulbo húmedo supera los 35 °C durante períodos prolongados, representa un riesgo significativo para la salud humana, ya que impide que el cuerpo se enfríe adecuadamente incluso con sudoración.
Según Colin Raymond del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, regiones como el sur de Asia, el Golfo Pérsico y el Mar Rojo podrían alcanzar temperaturas críticas antes de 2050, mientras que para 2070 se espera que áreas del este de China, el sudeste asiático y Brasil enfrenten desafíos similares.
Este panorama plantea serios desafíos para aquellos que trabajan al aire libre, personas con problemas de salud subyacentes y aquellos sin acceso al aire acondicionado. La investigación subraya la necesidad urgente de medidas adaptativas y políticas eficaces para mitigar los efectos del calor extremo en las poblaciones vulnerables y la habitabilidad global.