Las estrellas, a diferencia de los planetas, tienen luz propia.
Las estrellas están compuestas por un núcleo, un manto y una atmósfera. Este manto transporta la energía hacia toda la superficie, por dos vías, radiación; es decir, la energía se transmite a través de ondas, o por convección; donde la energía se transmite a través de una materia portadora.
La atmósfera es la superficie más visible y fría. En ella se producen los fenómenos de eyección de materia.
Debido a la energía almacenada en el manto, se transforman los átomos de hidrógeno en átomos de helio, los cuales liberan una gran cantidad de energía, provocando las altas temperaturas y el brillo de las estrellas.