Por las jornadas laborales y los pendientes acumulados en nuestros días, el estrés nos acompaña la mayor parte del tiempo. Lo que provoca en nuestro entorno es un desequilibrios físico y mental que nos bloquea para buscar posibles soluciones. Pero el estrés también tiene un lado positivo, al final es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo que alerta ante posibles situaciones. Aprender a manejarlo y mantenerlo en índices bajos nos podría dar herramientas eficaces para ocuparlo a nuestro favor.
Útil para nuestra supervivencia: Cuando sufrimos estrés, nuestro cuerpo activa una especie de alarma para indicar “peligro”. Si estamos en situaciones en las que tenemos que reaccionar, el estrés funciona como prepulsor junto con la adrenalina.
Agiliza la respuesta de nuestro cerebro: Cuando estamos sometidos a niveles de estrés comenzamos a buscar soluciones y respuestas. Esto explica porque algunas personas funcionan mejor cuando dejan las cosas hasta el último momento, es porque el estrés del tiempo les provoca activarse y entregar mejores resultados.
Estimula el sistema inmunitario: Si te enfermas, el estrés hace que se generen hormonas con el objetivo de combatir gérmenes y similares. Funciona como mecanismo de defensa para mantenernos sanos.
Fortalece el carácter: El estrés favorece tu fortaleza mental, cuando resuelves una situaciones que te pone al límite, logras disciplinarte y forjar un carácter que reafirme que eres una persona capaz y fuerte. También te convierte en más resiliente y valiente.
Todos los estados de ánimo que presentamos día con día pueden tener un lado positivo si los aprendemos a gestionar. Un trabajo psicológico puede ayudarte a tener autocontrol y ser consciente de tus procesos para gestionarlos y sacar lo mejor de tu actitud.