En un hallazgo que parece sacado de una película de ciencia ficción, investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) han descubierto un comportamiento sorprendente en los roedores. Según el estudio, publicado en Science y liderado por Li Zhang, los ratones de laboratorio muestran un instinto casi altruista: intentan reanimar a sus compañeros inconscientes a través de una serie de acciones que incluyen olfatear, acicalar y, de manera particularmente curiosa, manipular la lengua de sus pares desmayados.
Durante 13 minutos de observación, los investigadores notaron un patrón de comportamiento fascinante. Primero, los ratones olfateaban a sus compañeros anestesiados, luego pasaban a acicalarlos y, finalmente, realizaban interacciones físicas más intensas. En más de la mitad de los casos, los roedores se dedicaron a manipular la lengua de sus congéneres, lo que sugiere que este acto podría facilitar la apertura de las vías respiratorias y acelerar la recuperación.
Para poner a prueba esta hipótesis, el equipo comparó el tiempo de recuperación de ratones que recibieron esta “atención” con aquellos que no la tuvieron. Los resultados fueron asombrosos: los roedores atendidos despertaron más rápidamente y mostraron una mayor movilidad. En otro experimento, al introducir una bola plástica en la boca del ratón inconsciente, sus compañeros consiguieron extraerla en el 80% de los casos, evidenciando aún más el papel activo de estos comportamientos en la recuperación.
La explicación de estos comportamientos se encuentra en el poder de la oxitocina, una hormona fundamental para la formación de vínculos sociales. Se ha descubierto que neuronas en la amígdala e hipotálamo impulsan estas acciones, lo que demuestra que la asistencia mutua es un mecanismo biológico profundamente arraigado, no solo en humanos, sino en otros vertebrados.
Este estudio no solo abre la puerta a entender mejor las dinámicas sociales en el reino animal, sino que también plantea preguntas intrigantes sobre el origen y la evolución de la empatía y la solidaridad. ¿Podría ser que, en el fondo, la ayuda mutua esté programada en nuestro ADN y se exprese de formas tan sorprendentes como las vistas en estos pequeños héroes de laboratorio?
Sin duda, la ciencia vuelve a recordarnos que la naturaleza está llena de misterios y comportamientos asombrosos. La solidaridad entre ratones no solo es un dato curioso, sino un reflejo de cómo, incluso en las formas de vida más diminutas, se esconde una compleja red de interacciones que pueden inspirarnos a repensar la empatía y el apoyo mutuo en todos los niveles de la vida.