La imagen de un romano sonriendo con dientes blancos gracias a un enjuague de orina ha persistido como una curiosidad histórica. Pero ¿es cierto este dato o se trata de un mito exagerado? La respuesta, como suele ocurrir en la historia, está llena de matices.
El origen del mito: Catulo y la sátira
La creencia de que los romanos usaban orina para higiene bucal se remonta a un poema del siglo I a.C. del poeta Catulo, conocido por su estilo mordaz y satírico. En sus versos, ridiculiza a un rival hispano llamado Egnacio, atribuyéndole el hábito de frotarse los dientes con orina para mantenerlos blancos. Catulo escribió:
“En tierra celtíbera, lo que cada hombre mea, lo acostumbra a utilizar para cepillar sus dientes y sus rojas encías cada mañana” 1.
Este pasaje, sacado de contexto, se ha citado durante siglos como “prueba” del uso de la orina. Sin embargo, no hay evidencia arqueológica o médica que respalde su aplicación generalizada en Roma. De hecho, el mismo poema contrasta esta práctica con los métodos “civilizados” de otros pueblos, sugiriendo que era una burla hacia los hispanos, no una costumbre romana 17.
La química detrás de la controversia
Aunque el mito persiste, la orina sí contiene amoníaco, un compuesto con propiedades blanqueadoras y desinfectantes. Los romanos la usaban ampliamente para lavar ropa y curtir pieles, aprovechando su capacidad para eliminar manchas y suavizar tejidos 17. Incluso el emperador Vespasiano impuso un impuesto sobre su recolección en baños públicos, famoso por su frase “Pecunia non olet” (“El dinero no huele”) 35.
Pero ¿para los dientes? Algunas fuentes secundarias, como el médico Escribonius Largus (siglo I d.C.), mencionan recetas dentales que incluían orina fermentada mezclada con vinagre, miel y cristales machacados 26. Sin embargo, estos textos son escasos y podrían referirse a prácticas marginales o específicas, no a un estándar de higiene.
¿Qué usaban realmente los romanos para cuidar sus dientes?
La evidencia histórica revela métodos más variados y sofisticados:
¿Por qué persiste el mito?
La fascinación por lo escatológico y la interpretación literal de textos satíricos han alimentado esta leyenda. Además, el comercio de orina en la antigua Roma —un hecho histórico comprobado— pudo mezclarse con rumores sobre sus usos alternativos 35.
Lecciones de la historia
Este mito nos recuerda dos cosas:
Conclusión
La próxima vez que escuches que los romanos sonreían gracias a la orina, recuerda que la historia a menudo se mezcla con la ficción. Su verdadero legado en higiene dental incluye avances como los palillos, los polvos limpiadores y una preocupación por la estética que, curiosamente, no dista mucho de la nuestra. Eso sí, agradezcamos que el fluoruro reemplazó al amoníaco en nuestras pastas de dientes.