El cuento de Rapunzel, conocido por muchos como una historia de princesas y príncipes, encuentra sus raíces en la versión sombría de los hermanos Grimm, pero la realidad supera la ficción en el caso de Blanche Monnier, la “Rapunzel” de la vida real.
Aunque la historia de Rapunzel en la versión de los hermanos Grimm ya es oscura, la realidad que inspiró esta leyenda es aún más espeluznante. Blanche Monnier, nacida en 1849 en Poitiers, Francia, fue víctima de un brutal cautiverio que la mantuvo prisionera durante 25 años.
La tragedia comenzó cuando Blanche, perteneciente a una familia aristocrática y monárquica, se enamoró de un hombre considerado “inconveniente” por sus padres. En 1874, al anunciar su intención de casarse con él, sus padres se opusieron ferozmente. La versión oficial para el público era que Blanche estaba en el extranjero, primero en un internado en el Reino Unido y luego viviendo en Escocia.
La realidad, sin embargo, era mucho más aterradora. Blanche fue encerrada en una pequeña buhardilla de la casa familiar, donde vivió en condiciones inhumanas durante décadas. A medida que pasaba el tiempo, su salud mental y física se deterioraba rápidamente. La reclusión en la oscuridad y la falta de higiene la llevaron a un estado de demencia y malnutrición extrema.
La verdadera “Rapunzel” fue rescatada el 23 de mayo de 1901, cuando una carta anónima llegó al procurador general de París, Monsieur Morellet, denunciando el secuestro de Blanche. La policía, liderada por el comisario Bucheton, allanó la mansión Monnier y descubrió la espantosa realidad en la buhardilla. Blanche, completamente desnuda y rodeada de suciedad, estaba en un estado deplorable.
Las autoridades rompieron las cadenas de las persianas y dejaron entrar la luz, revelando la figura esquelética de Blanche. Su rescate fue el final de un calvario que duró un cuarto de siglo. La prensa de la época quedó horrorizada con los detalles escalofriantes de esta historia, comparándola con la narrativa de Rapunzel.
Blanche Monnier, liberada pero destrozada física y mentalmente, fue llevada a un sanatorio mental. Su madre, Louise Monnier, enfrentó un infarto y murió dos semanas después de ser encarcelada. La verdadera “Rapunzel” pasó el resto de su vida en reclusión, sin volver a enamorarse y condenada a vivir entre cuatro paredes hasta su muerte.
La historia de Blanche Monnier sigue siendo un sombrío recordatorio de la crueldad humana y la tragedia que puede surgir de la intolerancia y el control desmedido de una familia. Su vida se convierte en un capítulo oscuro que va más allá de los cuentos de hadas, recordándonos que la realidad a veces supera la más aterradora ficción.