¿Alguna vez has salido de la ducha con una idea brillante, una respuesta ingeniosa o incluso la solución a un problema que te traía de cabeza? No es casualidad. Cuando te bañas con agua caliente, tu cerebro libera dopamina, un neurotransmisor clave en los procesos creativos. Además, el ambiente relajante de la ducha reduce el estrés y permite que tu mente divague, facilitando conexiones inesperadas entre ideas.
En otras palabras, la ducha no solo te limpia, sino que también “lava” los bloqueos mentales. Mientras el vapor y el agua hacen su magia, tu cerebro trabaja en segundo plano, generando esas soluciones que no llegaban mientras estabas frente a la computadora. Así que, la próxima vez que necesites inspiración, tal vez la respuesta no esté en el escritorio… sino bajo el chorro de agua caliente.