Si alguna vez viste Peaky Blinders y pensaste “este tipo debe tener los pulmones de acero”, no estás solo. Thomas Shelby, interpretado por Cillian Murphy, fuma más que un tren a vapor en cada escena: en la oficina, en la calle, en el funeral, hasta mientras duerme (ok, eso no, pero casi). Pero hay un dato curioso detrás de todo ese humo: ninguno de esos cigarros era real.
Así es. Lo que Cillian Murphy fumaba durante toda la serie no contenía tabaco ni nicotina, sino una mezcla de hierbas conocida como “herbal cigarettes”, hecha con rosa mosqueta, clavo, salvia y otras plantitas que probablemente también sirven para hacer un té relajante.
Porque rodar una escena puede tomar horas, y si un actor fuma 8 cigarros por escena, multiplica eso por 10 tomas… y ya tienes una sobredosis de nicotina digna de emergencia. Además, por regulaciones de salud, muchos sets han prohibido el uso de cigarrillos reales. Así que se recurre a estos cigarros “de mentiritas” que no enganchan, pero sí cumplen el objetivo visual.
Cillian Murphy ha dicho que durante las seis temporadas llegó a fumar más de 3,000 cigarros herbales, y que aunque no tenían nicotina, igual le dejaban la garganta como lija. “Son horribles, pero parte del trabajo”, confesó en una entrevista. Eso sí, nunca perdió el estilo… ni la voz, afortunadamente.
Desde Humphrey Bogart hasta Zendaya en Euphoria, el cigarro en pantalla sigue siendo sinónimo de rebeldía, tensión, o pura estética. Pero lo que pocos saben es que cada vez más producciones recurren a cigarros fake, no solo por salud, sino para evitar asociaciones directas con marcas reales o fomentar el tabaquismo.
Y no, no te sientas mal si te dieron ganas de encender uno viendo a Tommy Shelby arreglar negocios entre mafiosos y whisky: está diseñado para eso. Pero como diría cualquier médico (y probablemente tu mamá): lo que se ve en la tele no siempre se copia en la vida real.
Así que la próxima vez que veas a alguien fumando en tu serie favorita, recuerda que muy probablemente esté aspirando una mezcla de flores secas con sabor a campo hippie, no tabaco importado. La magia del cine también se cuela por los poros.
