Casi cinco meses después de la impactante muerte de Liam Payne en Argentina, nuevos informes han salido a la luz, arrojando detalles escalofriantes sobre su estado en el momento del accidente. El exintegrante de One Direction, quien cayó desde un balcón de un hotel en Buenos Aires el pasado octubre, tenía un nivel de alcohol en sangre de 2.7 gramos por litro, una cifra peligrosamente alta y cercana a niveles letales según expertos.
Un nivel de alcohol tres veces superior al permitido
Para poner en contexto, en Estados Unidos el límite legal para conducir es de 0.08% de alcohol en sangre. Liam, según la autopsia, tenía un 0.27%, más de tres veces esa cantidad. De acuerdo con estudios médicos, este nivel puede provocar confusión, desorientación, alteración del equilibrio y reflejos disminuidos, lo que podría haber influido en su caída. Además, el consumo excesivo de alcohol puede llevar a la pérdida de conciencia y, en algunos casos, a intoxicación grave con consecuencias fatales.
El informe también reveló la presencia de metabolitos de cocaína y otros compuestos en su sistema, así como sertralina, un antidepresivo recetado. Esta combinación podría haber afectado su juicio y percepción del peligro.
Lo que se sabe del caso
Desde el inicio, las circunstancias de la muerte de Payne han generado dudas y teorías entre los fans. La fiscalía argentina se enfocó en investigar si hubo negligencia por parte del personal del hotel y de quienes lo acompañaban esa noche. Sin embargo, recientemente, un tribunal desestimó los cargos de negligencia criminal contra tres de los cinco acusados en relación con su muerte. Entre ellos estaban el recepcionista del hotel, quien llamó dos veces a emergencias antes del accidente, y Rogelio Nores, empresario y amigo del cantante.
Una lucha silenciosa
Detrás del éxito y la fama, Liam Payne enfrentaba una batalla personal contra la depresión y la adicción. En una reciente publicación de Rolling Stone, su exnovia, la modelo Maya Henry, reveló que las sustancias lo transformaban en “alguien irreconocible”. Sus problemas de salud mental no eran un secreto: en diversas entrevistas, el cantante habló sobre sus intentos por mantenerse sobrio y recuperar el control de su vida.
Su trágica partida no solo deja un vacío en la industria musical, sino que también pone sobre la mesa la importancia de la salud mental en los artistas. La presión de la fama, la exposición constante y la dificultad para encontrar ayuda son temas que siguen cobrando relevancia.
Mientras sus fans y seres queridos continúan lamentando su pérdida, la historia de Liam Payne sirve como un recordatorio de que, muchas veces, las luchas internas no siempre son visibles. Su legado musical perdurará, pero su historia también deja una lección sobre la importancia del apoyo y el cuidado emocional en la industria del entretenimiento.