El 17 de enero es, sin duda, una de esas fechas que podría ser protagonista de un documental surrealista: el Día Mundial de Bendecir a los Animales. Este día tiene el peculiar don de transformar templos y plazas en un desfile digno de una película de fantasía, donde lo cotidiano y lo extraordinario se dan la mano (o la pata, la garra o incluso la escama).
Aunque es fácil imaginar a perros y gatos alineados pacientemente para recibir la bendición, lo que realmente roba cámara son los invitados más inesperados. ¿Quién podría resistirse a la visión de un cocodrilo llevando la cabeza gacha frente al sacerdote? O a una serpiente que, aunque no tiene patas, parece bien dispuesta a “caminar” hacia su bendición. Hurones, iguanas, y hasta loros parlanchines (que probablemente interrumpen la ceremonia con un “¡Amén!” bien ensayado) completan el reparto de este curioso evento.
Esta tradición, que tiene raíces en la época colonial, nos invita a reflexionar sobre el amor y el cuidado hacia los animales… y también sobre lo difícil que debe ser bendecir a un gato con carácter fuerte o a una cabra con espíritu libre. Sin embargo, lo más gracioso es ver la diversidad de especies compartiendo un espacio sagrado, como si de repente todos los animales del arca de Noé hubieran decidido hacer fila para un selfie celestial.
Así que, si alguna vez ves un templo convertido en un zoológico improvisado lleno de humanos cargando jaulas, terrarios y hasta bolsas misteriosas, no te alarmes. Es simplemente el 17 de enero, ese día mágico en el que hasta el más arisco de los gatos recibe su porción de bendición (si logra quedarse quieto, claro). Un recordatorio de que, en el reino animal, todos somos bienvenidos… incluso los que no saben sentarse ni dar la patita.
Si por alguna razón se te pasa esta fecha recuerda que el 4 de octubre también podrás llevar a tu peludo amigo a que le den la bendición
