El mundo del cine lamenta la pérdida de una de sus figuras más emblemáticas con el fallecimiento de Armando Silvestre Carrascosa, a la edad de 98 años. La triste noticia fue confirmada por su sobrina, Lorena Silvestre, a través de una publicación en Facebook, donde expresó el profundo pesar de la familia por la partida del actor.
Armando Silvestre será recordado por su extraordinario talento y versatilidad frente a las cámaras, tanto en la época dorada del cine mexicano como en Hollywood. Su legado cinematográfico incluye destacadas actuaciones compartiendo pantalla con figuras de renombre internacional como Clint Eastwood, Anthony Quinn, Rossana Podestà y Emilio ‘El indio’ Fernández.
Nacido el 28 de enero de 1926 en San Diego, California, Estados Unidos, Silvestre pasó su infancia en Tijuana, México, donde desarrolló su pasión por el cine. Su carrera despegó gracias a su colaboración con el director español Miguel Morayta, y su físico privilegiado lo catapultó como uno de los actores más atractivos de su generación.
El actor obtuvo su primer papel protagónico de la mano de la directora Matilde Landeta en la cinta “Lola Casanova” (1947), compartiendo créditos con Meche Barba e Isabela Corona. Posteriormente, participó en producciones como “Rincón Brujo” (1948), consolidando su presencia en la industria cinematográfica.
En Hollywood, Armando Silvestre dejó una marca imborrable con su participación en películas como “Wyoming Mail” (1950), “Apache Drums” (1951) y “Mark of the Renegade” (1951), entre otras. Destacó especialmente por su papel en “La Red” (1953), que recibió un premio especial en el Festival de Cannes por su excepcional narrativa visual.
Sin embargo, su carrera estuvo marcada por controversias, como reveló en una entrevista para “La Historia Detrás del Mito”. Silvestre admitió haber dejado México debido a la presión ejercida por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, quien desaprobaba su relación con la actriz Linda.
“Tuve que salir de México porque llegaron unos guaruras a mi casa y me dijeron: ‘mire, olvídese de esta persona (Linda)’. Dije: ‘Sí, señor, cómo no’. ¡Qué me iba a poner a discutir con seis guaruras ahí! Y me fui para que ya no me vieran en México”, relató el actor.
El legado de Armando Silvestre perdurará en la memoria de sus admiradores y en la historia del cine, recordándolo como un talentoso intérprete que trascendió fronteras y dejó una huella imborrable en la pantalla grande.
