En una noche cargada de intriga y misticismo paranormal, la afamada St. Vincent sorprendió a miles de asistentes en la Ciudad de México al abrir los conciertos de Olivia Rodrigo durante su gira Guts. Lo que parecía ser una actuación convencional se transformó en un enigma que ha encendido la polémica en redes sociales: ¿habría la cantante realizado un ritual de brujería?
Testigos presenciales aseguran que, a mitad de su presentación, St. Vincent comenzó a mover los brazos de manera inusual, culminando en la formación de una cruz que proyectó intensamente hacia el público. Según varios usuarios, este gesto no fue fortuito, sino una señal característica de la hechicería, destinada a “robar” la energía vital de los presentes.
Las reacciones no se hicieron esperar. Mientras algunos se sintieron embelesados y atraídos de manera inexplicable por la presencia de la artista, otros reportaron sensaciones de cansancio extremo tras el show. Uno de los testimonios más impactantes provino de una asistente que confesó haber perdido el conocimiento y desmayarse en medio de la multitud. Estos relatos han avivado las teorías de que algo más que música se estuvo gestando en el escenario.
La velada se dio en un contexto de controversia, ya que los conciertos de Olivia Rodrigo en CDMX, parte de una gira que prometía emociones intensas, ya venían marcados por críticas previas. La “chica Disney”, que muchos esperaban en grande, fue cancelada por ofrecer un show considerado “migajero”, con menos producción y duración reducida. Este escenario, sumado a las misteriosas maniobras de St. Vincent, ha dejado a los fans entre el asombro y la incredulidad.
Mientras las redes arden en debates, algunos usuarios se preguntan si lo ocurrido fue un acto intencionado de brujería, mientras otros defienden que se trató simplemente de un recurso escénico audaz y lleno de simbolismo. Lo cierto es que la noche en CDMX dejó una estela de preguntas sin responder y una atmósfera casi mística, donde la línea entre lo real y lo paranormal se difumina ante los ojos del público.
Sea como fuere, St. Vincent ha logrado, una vez más, dejar su huella en el mundo del espectáculo, abriendo la puerta a teorías que, por ahora, parecen sacadas de un cuento gótico moderno. ¿Será este el inicio de una nueva era en el performance musical, donde el misticismo y la energía se entrelazan para crear experiencias inolvidables? El misterio permanece, y solo el tiempo dirá si el velo que cubre esta noche mágica se levantará por completo.
